«Haber comenzado algo es haber hecho la mitad, y dejarlo a la mitad, es no haber hecho nada».
«El sello más fuerte fue siempre el del servir a la gente, sin preguntarle si tiene o no dinero. Para mí, es lo mismo, porque cumplir con esta profesión, más que una vocación, es un mandato de Dios.
Y a nivel personal, después de tantos sacrificios, siento que vivo un sueño realizado, es haber logrado que mis hijos y mi familia se hayan agrupado en una forma forma tan ejemplar, porque realmente es una sociedad de familia, ejemplo de muchas generaciones».
Dr. José Guido Jalil